Teoría y Ética de la Comunicación
CICLO LECTIVO 2015 -
Prof. Lic. Daniel do Campo Spada | Lic. Romina Casas

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La Comunicación como supraciencia.

En un libro de aparición casi simultánea con la primera edición de “Organon”1, el colega boliviano Erick Torrico Villanueva2 lucha contra los excesos taxonómicos que desde la teoría algunos (dentro de los que el autor de esta obra se incluye) pretenden hacer con la comunicación como objeto científico. Describe algunas corrientes, que van desde el tecnologicismo hasta el moralismo, pasando por uno en el cual podríamos llegar a incluirnos, al que denomina pan-comunicacionismo.
Según Torrico Villanueva esta corriente es excesivamente tecnologicista, considerando la “imposibilidad de no comunicar”. Este postulado, explicado suficientemente cuando trazamos las dos hipótesis del mundo (la teológica y la atea) redunda en la realmente cierta creencia de que es imposible no comunicar. De la misma forma que es imposible no informar. Queda para otros párrafos clasificar los tipos de comunicación y los tipos de información, que sí puede tener clases y grados diversos, pero jamás podría no tenerlos.
Cuando hablamos de comunicación abarcamos todo, ya que nada es independiente de los entornos, en una verdad a la que adhieren los físicos, los biólogos y los comunicólogos entre otros tantos científicos. Los primeros están detrás de la denominada “Teoría M”, en la que se cree que podrá explicarse todo lo que implique existencia. La línea de investigación pasa por una teoría que muestre la relación entre todas las cosas conocidas y por conocerse. Al aceptar que el vacío no existe, hay sí o sí comunicación.
Ferdinand de Saussure sostenía que la semiología abarcaba todo lo social, incluído la linguística, algo que uno de sus seguidores casi contemporáneos (como fué el caso de Roland Barthes) suponían que por el contrario, la linguística es la madre de todo, incluído la semiología. En nuestra propuesta entendemos que la comunicación es todo, dentro de la cual existen varias ramas: la comunicación atómica o la social, entre otras. Cuando los humanistas hablamos de comunicación, estamos haciendo obvia referencia a la comunicación social.
En el siguiente subtítulo repasamos un poco este concepto orgánico de la existencia.

La Comunicación ha sido el origen de todo.

Muchas ciencias buscan ser el verdadero organon3 del resto. Pero, si nos remitimos al origen básico, ese espacio es el de la comunicación, aunque en el concierto científico sea una de las integrantes más nuevas.
Desde el costado religioso, al cual adhiero, Dios marcó su inicio en crear y nombrar:

“En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra, empero, estaba informe y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas.
Dijo pues Dios: ‘Sea hecha la luz’. Y la luz quedó hecha. Y vio Dios que la luz era buena y dividió la luz de las tinieblas. A la luz la llamó día y a las tinieblas noche y así, de la tarde aquella y de la mañana siguiente, resultó el primer día”.

(La Santa Biblia. Libro del Génesis. Capítulo I, 1-5).

Veamos que más allá del libro sagrado, el propio Dios inventaba la comunicación cuando le puso nombre al día y a la noche, aunque la primera comunicación de la que tenemos noticia es cuando el Creador se convirtió en emisor al decir “sea hecha la luz”.
Por supuesto que los ateos y gran parte de los agnósticos adhieren a teorías químicas como la del big bang, o de la originaria explosión de dos átomos de hidrógeno, desde donde todo viene en sucesión de transformaciones. Pero si ello fuera cierto, si el hidrógeno, del que se sospecha está en todo y sería el sustrato de la creación hubiera sido el origen del universo, nos pone ante un primer acto comunicativo entre dos elementos, gracias al cual se desata el estallido iniciático.
El lector, a esta altura debe estar enfrentándose con uno de sus primeros prejuicios de los tantos que pretendemos desarmar. Seguramente hasta ahora imaginaba el esquema básico de emisor-canal-receptor solamente entre personas o seres animados. En definitiva, la comunidad científica comparte que por mas inerte que parezca un elemento, en su interior transcurre una revolución de átomos cohesionados gracias a electrones inquietos. Aún en lo mas quieto hay movimiento, y en definitiva, comunicación.
Algunas ciencias primitivas respecto a la de la comunicación, pretenden creerse como las originarias, pero no son más que muy buenas disciplinas instrumentales de la comunicación, sin la cual no habría vida.
En lo más íntimo de lo primero hubo movimiento y ello es comunicación. ¿Quién se atreve a decir que una sola de las actividades de la creación está al margen de la comunicación? El lector atento que no coincida tendrá seguramente la piedad de comunicarme mi error.
Los pitagóricos creían ver un número matemático, donde todo era susceptible de moverse como una cifra. Aún sin ellos tuvieran razón, los números no son mas que símbolos conceptuales que nos permiten… comunicarnos.
En la astrología, el girar de un planeta influye en la trayectoria de otro, por medio de un canal, que en este caso es el magnetismo generado en la galaxia. Un sistema solar influye en el otro, y así sucesivamente. Nada queda aislado. ¡Cuantas limitaciones nos generan estrecheces mentales para darnos cuenta de algo tan simple!
Marshall Mc Luhan, escribió un capítulo en uno de sus libros4 titulado “la paradoja del pez”, en la que explicaba claramente que esa clase viviente se da cuenta de la existencia del agua recién en el momento en que lo sacan de la masa líquida. Es decir, cuando se convierte en pescado y se muere. Al no tener un “anti-ambiente”, no alcanza a darse cuenta de ello hasta que es demasiado tarde. Nosotros notamos la existencia del aire cuando nos falta. De lo contrario jamás hubiéramos sospechado de su existencia. Aquí hacemos un espacio hacia el silencio, que desarrollamos en otro capítulo, que nos hace notar la ausencia de la presencia de cierto tipo de comunicación (en el capítulo correspondiente mostramos como la comunicación nunca se interrumpe).
A varios miles de años del origen de todo, recién comenzamos a darnos cuenta que una ciencia era subyacente a todo y de la cual nadie puede escaparse, ya que como si fuera una pesadilla, hasta para negar la comunicación ...deben comunicarse.
Pero para nuestra tranquilidad, conscientes de que en toda esta consecuencia de la comunicación que es la existencia de todo, podemos recortar el objeto en tantas partes como átomos existan.

Extraído de:
do Campo Spada, Daniel
. "La Comunicación como Órganon de la existencia"
Buenos Aires. Ediciones El Garage. 2004