Es una definición que todo ser humano urbano moderno lleva consigo.
Basta pedir una descripción de los componentes básicos de la
comunicación para que se mencione un Emisor, un Receptor y un medio
o canal. Pero las diferencias que surgen entre los comunicólogos cuando
empezamos a recortar el objeto prometen ser una batalla que aún está
lejos de terminar. Al ser algo que nos atraviesa a todos, implica que cualquier
profesional en cualquier ciencia habla con tanta suficiencia de algo que apenas
sobrevoló en algún momento de su carrera que solo aporta ruido.
El otro gran enemigo es la cómoda costumbre de dejar una definición
igual para siempre, a menos que su autor original la cambie. Como por leyes
biológicas y de las otras tendemos a morirnos en algún momento
de nuestras vidas, pareciera que lo dicho queda cerrado para siempre, y que
por sacro respeto nadie vuelve a modificar.
Quizás, rescatando el esquema básico de Jacobkson podamos empezar
a construir un edificio complejo y con muchos recovecos que debemos cerrar
bajo algún acuerdo.
Cuando hablamos de Emisor, nos estamos refiriendo a la fuente desde la que
parte el mensaje. El mismo debe respetar una codificación que le permita
trasladarse por el canal, al final del cual se encontrará con el Receptor.
Este debe tener la capacidad de descifrar ese código y traducir. En
ese estadío, la idea original recobra su esencia. Hasta acá
estamos de acuerdo.
Los problemas surgen cuando recortamos el espacio. Por ejemplo, en un salón
cerrado donde solo hay un televisor y una persona mirándolo pasivamente,
sería fácil decir que el emisor es el aparato y el receptor
el televidente. Pero muchos de los que interrogaríamos al respecto
se preguntarán por qué el emisor no es directamente el canal1
televisivo correspondiente.
Si repetimos el caso pero con una radio en una oficina donde trabajan muchas
personas, tendríamos como emisor al aparato y como receptores a los
empleados del lugar. ¿Y por qué no la radioemisora como emisor?
En ambos ejemplos, hay un claro recorte espacial, que llamaremos contexto.
Como contexto entendemos al espacio que comparten los actores a estudiar.
Y con esto hay que tener mucho cuidado, porque si a ambos ejemplos iniciales,
en los cuales el contexto podría haber sido tanto el salón como
la oficina, puedo acordar que pretendo estudiar a los mismos receptores pero
en el contexto ciudad, se pueden dar dos escenarios:
a) Si las emisoras de radio y TV está dentro de la ciudad, se convierten
automáticamente en Emisor.
b) Si ambas estaciones están fuera de la ciudad, el emisor vuelven
a ser los aparatos.
Extraído de:
do Campo Spada, Daniel. "La Comunicación como Órganon
de la existencia"
Buenos Aires. Ediciones El Garage. 2004